lunes, 5 de octubre de 2009

Hay veces que tengo tanta hambre que no puedo esperar a que me den de comer y entonces opto por comer mi propio pie. Siempre está a mano (Vaya contradicción, “tener el pie a mano...”).



Esta es la mano de papá intentando sacarme el pie de la boca. “Déjame por favor, papá. Estoy comiendo requesón!”


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