Un buen día de agosto fuimos a nadar y yo decidí navegar un poco para explorar las aguas del mar abierto. A continuación muestro varias imágenes que describen el desarrollo de un día normal que fue empeorando y empeorando... Aquí estoy disfrutando del paseo en barco. Como se ve en la foto, soy la imagen de la relajación.
A pesar de mis avanzados conocimientos de navegación y de llevar una brújula conmigo, me perdí. Aquí ya se me puede ver un poco preocupado.
Después de horas y horas a la deriva mi cuerpo ya comenzaba a mostrar signos de deshidratación severa. Afortunadamente, el viento sopló a mi favor y, sin saber como, me trajo de nuevo a tierra.
Aquí vemos como mis padres, tíos y primos corrieron hacia mi barco para prestarme ayuda y darme los primeros auxilios. Mi prima Pía fue la primera en ayudarme quitándome la gorra para que me diera un poco el aire en la cabeza. Me salvé!
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