CRÓNICA DE UN NACIMIENTO ANUNCIADO

Y por fin, ahí estaba yo!

Papá haciendo de médico

Mamá haciendo frente a una contracción

Mamá y papá en el paritorio

Uf! Han pasado tantas cosas desde que escribí la última nota, que no sé por donde comenzar.

El martes 10 de marzo por la noche mis papás estaban muy relajados tomando una cervecita con mi tío Luismi, pues mi tía Maria y él nos regalaron una cuna de viaje y todos juntos habían ido a recogerla.

De pronto, sobre las 10 de la noche, mi madre sintió una contracción fuera de lo común... No le dio mayor importancia pero cuando se repitió a las 10:05 y a las 10:10 y a las 10:15 entonces comenzó a pensar que yo podría estar a punto de salir. Mi tío Luismi estaba muy contento y quería irse a la clínica con mis papás, quienes cogieron las maletas y, raudos y veloces, se fueron para allá.

Sobre las 12:00 am la matrona confirmó a mamá que estaba de parto. Ya no había vuelta atrás. Yo vería la luz muy pronto!

Tras poco más de 6 horas de contracciones mamá comenzó a empujar y a empujar, dirigida por Lola la ginecóloga, y con un poquito de ayuda por fin salí!

Papá dice que cuando nací tenía cara de boxeador. Un boxeador muy guapo, eso sí.

A mamá y a mí nos llevaron a una sala llamada de "despertares". Ahí nos dimos muchos abrazos y besos y descubrí uno de los grandes placeres de esta vida: la teta! Desde entonces soy un adicto irremediable.

Al cabo de 2 horas nos trasladaron a la habitación, donde papá ya nos esperaba impaciente. A pesar de no haber pegado ojo en toda la noche, no podía dormir. Tenía que verme de nuevo, y ahí nos dimos todos juntos un abrazo más. Diego Salgado Rowe ya estaba aquí. El miércoles 11 de marzo de 2009, tal y como estaba anunciado.