Cuando yo ya había cumplido unas horas de nacido, y para la sorpresa de todo el mundo, llegó a nuestra habitación una monja. Nada más entrar preguntó: "Vosotros sois creyentes?" Ante la respuesta unánime de un "NO" se mostró un poco contrariada, pero como ya llevaba su discurso preparado, le dio igual y empezó a sermonearnos. Entre otras cosas dijo que yo era una bendición y un milagro de la virgen y del espíritu santo. Yo sigo preguntándome por qué habrá dicho eso pues me consta que mamá ya no es virgen y que papá ni es espíritu, ni mucho menos un santo...
pero Carlitos! que cosas dicesis! deberias tener una pizca de respeto! tu tia Marlucha.
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